Novedades Chetumal
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Que un priista del montón repruebe un examen sobre los principios básico de su partido, puedo aceptarlo sin esfuerzo. Porque a fin de cuentas los nervios son traicioneros, y doblegan en el momento más inoportuno. Pero que sea Cora Amalia Castilla Madrid la que reciba una calificación de cinco no deja de ser un hecho insólito, como el hallazgo de glaciares en el desierto del Sahara.
Porque Cora Amalia ha acumulado cargos burocráticos y de representación popular desde el siglo pasado, concretamente a partir de la década de los 80. Ha sido Contralora de Gobierno, diputada local en dos ocasiones, secretaria general del CDE del PRI, directora de Bachilleres, alcaldesa capitalina, Secretaria de Educación, Secretaria de Gobierno, presidenta del PRI local. En suma: una mujer chetumaleña con mucho oficio político.
Hago un ejercicio bíblico de fe para creer en la limpieza de esa prueba que exhibió las agudas limitaciones de Cora Amalia, en su intento por ser precandidata del PRI a la diputación por el segundo distrito (Chetumal). Y entonces la reacción es de sorpresa, al comprobar que esta mujer siempre había copiado el examen, o le habían filtrado todas las respuestas.
A todo esto: ¿es válido hacer un examen a estas alturas del partido?
FASE DE ALEJAMIENTO
Seducido y atrapado por Bacalar, como era de esperarse, el poeta quintanarroense Ramón Iván Suárez Caamal se colocó otra medalla a la altura del corazón, al cosechar en tierras de Cervantes el premio de poesía infantil Luna de Aire, por su obra Pregúntale al sol y te dirá la luna.
Y más allá de los merecidos reconocimientos que le lluevan en su tierra en los próximos días –lo cual dudo mucho–, este campanazo debe despertar de su letargo a la Secretaría de Educación y Cultura (SEyC) para que reactive los talleres literarios, aprovechando a personajes como Ramón Iván, un hombre bueno. Y esto es mucho decir en estos tiempos de barbarie y mediocridad inagotables.