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El color de Chetumal

Carta a mi gente

Lilia Ibarra 

La carrera de colores en la clausura del Carnaval de Chetumal para algunos tuvo un gran significado: rescatar nuestras tradiciones en paz y con alegría, lo que desde hace  mucho tiempo no se veía ni se disfrutaba.

¿Quiénes no fuimos alguna vez a la llamada pintadera que se hacia ahí, en el boulevard? y que comenzaba la batalla con la pinta de añil y después con lo mas asqueroso y podrido que te encuentres para lanzarle al equipo contrario y que ya después acabadas las provisiones, muchos comenzaban a tirar piedras y todo aquel proyectil para hacer daño, terminando en trifulca muchas veces. Por eso se perdió esa gran tradición, cuando todo se contaminó de violencia y por esa razón la autoridad la suspendió, hasta que con la magnifica intención de rescatar “el valor de lo nuestro” se hace esta carrera, sin equipos, todos unidos y con el único propósito de pintar nuestra alegría de colores, como hace muchos años, cuando todo comenzó.

Me sentí tan bien de ver a mi bella ciudad inundada de felicidad, a su gente sonriendo y viviendo instantes eternos, olvidando adversidades, difundiendo nuestro espíritu de fiesta y algarabía, muy a pesar de los tiempos difíciles que se han vivido, muy por encima de pensar que el dinero no nos es suficiente. Esto es la vida, el reír orgullosos de que todo es posible cuando es nuestro corazón el que habla por el amor que le tenemos a nuestra casa común.
Yo no se ustedes, pero estos días para mi fueron extraordinariamente de felicidad, no sé si es por el remanente que deja en mi ser este bello carnaval o es que hemos estado viviendo tiempos de cambio aquí en esta hermosa Capital, que sin ser una ciudad de grandes tecnologías, sin ser una ciudad de grandes edificios, sin ser una ciudad a la que ningún prominente empresario podría apostarle, sin tener quizá algo sorprendente, tiene algo mucho mas valioso que ninguna otra ciudad podrá tener: su invaluable paz, el gran espíritu y nobleza de su gente y las insaciables ganas por recuperar el gran valor de lo nuestro.

No importa haber vivido tiempos difíciles ante tantos despidos masivos, no importa que para algunos quintanarroenses Chetumal no les signifique nada, no importa que nadie te promueva como gran paraíso turístico, porque eres mucho más que todo eso.

Como ciudadana debo aplaudir el enorme esfuerzo que hace nuestro gobierno municipal por dignificar tu nombre, por rescatarte y relucirte, por ponerte en movimiento de nuevo, por hacer que cada uno de nosotros estemos orgullos de ti por tu tranquilidad y belleza, por ayudarte a salir de tus baches y enseñar a niños y grandes a  que es deber de todos mantenerte limpia, por decirle a todos que eres la cuna de los mas hermosos e imponentes amaneceres y atardeceres.

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