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El IMSS sigue muy mal

Golpe de Mazo
Novedades Chetumal
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El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es la instancia federal que más quejas acumuló en 2014, producto de actos de negligencia y malas valoraciones. Pero las 37 quejas –según la nota de nuestra reportera Claudia Martín– son una minúscula parte de las deficiencias que imperan en esa institución tan vital para los mexicanos.

Sin reponernos de esa noticia tan inaceptable, nuestra reportera Paloma Wong publicó el caso de la señora María Sinforosa Buenfil, a quien tardíamente le fue diagnosticado cáncer en la boca, y cuyo tumor se desarrolla aceleradamente, impidiéndole consumir alimentos.

Los odontólogos del IMSS en Chetumal, Mérida y Cancún nunca fueron capaces de darle un diagnóstico certero a su mal, y dejaron escapar tres meses valiosos, especulando con la posibilidad de que se tratase de la muela del juicio, negligencia que puede llevar a otro juicio sumamente rigoroso a este hato de ineptos de bata blanca.

Doña María Sinforosa tiene que ser alimentada a través de una jeringa, y según su hermana “hasta pasa sangre por su boca”.

Resta confiar en un giro radical de los especialistas del IMSS en Cancún para que la señora Sinforosa supere este cáncer que tuvo que ser detectado a tiempo para evitar males mayores.

Este es el nivel de negligencia, imperdonable sobre todo en una institución de todos los mexicanos y que debe estar obligada a la excelencia.

También a nivel Quintana Roo se debe impulsar el renacimiento de una Comisión Estatal de Arbitraje Médico, para que su equivalente federal no sea la única instancia encargada de investigar estos casos de negligencia criminal.

Resulta sorprendente a estas alturas que esta Comisión no haya sido reimpulsada en nuestro estado, para clarificar este tipo de actos que ocurren en clínicas federales, estatales y del sector privado.

Porque las valoraciones incorrectas son detectadas en fase crítica en clínicas de Mérida, donde se tiene en muy mal concepto a los galenos que laboran en Quintana Roo, ya que con frecuencia sus diagnósticos son muy ajenos a la realidad.

Los colegios médicos de nuestro estado ya no deben oponerse a la creación de una Comisión de Arbitraje Médico vigorosa y muy certera, para que los pacientes o quieren pierden a un ser querido tengan al alcance una instancia que sancione con rigor, o que en todo caso limpie el nombre del personal médico acusado con el impulso del dolor.

El Congreso del Estado sigue teniendo la palabra, y los años se acumulan.

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