Chetumal, 29 de diciembre
Presunta negligencia médica por parte de galenos del Hospital General derivó en la muerte de una mujer de 32 años en el estacionamiento de urgencias de dicho nosocomio, minutos después que fue dada de alta. Un doctor de apellido Blas es señalado de no tener escrúpulos, pues en lugar de ayudar a atenderla se dedicó a exigir que se moviera el vehículo en el que yacía la mujer, aduciendo que era área de médicos, cuando el lugar en realidad es el patio de maniobras de ambulancias.
Familiares de la mujer denunciaron que la habían ingresado desde las 8 de la mañana, y que sólo le aplicaron suero y un medicamento, aparentemente diclofenaco, al cual esta señora era alérgica.
Expusieron que alrededor de la 7:00 de la noche la sacaron, pero no tenía fuerzas en las piernas, por lo que no se podía sostener ella misma, derivado de esto, al bajarla, se desmayó, y a la salida no podían subirla al carro; sin embargo, el doctor que la atendía la dio de alta.
Dijeron que al sacarla en una silla de ruedas le fue difícil a la familia subirla al vehículo ya que tenía sobrepeso. En ese momento un médico, identificado con el apellido Blas, llegó a bordo de un vehículo tipo Jetta color negro, con matrícula UUF257A, por lo que le hicieron señas para indicarle que esperara a que subieran a la mujer.
Indicaron que con un tono prepotente, el galeno expresó: “Es que esta área es de médicos”, a lo que le respondieron que había una paciente tirada y no se podían mover; fue entonces que se bajó y comenzó a dar instrucciones de cómo la debían de cargar, con una actitud beligerante.
Señalaron que la semana pasada fue atendida por un médico de aspecto chilango, quien ni siquiera la tocó para checarla o explorarla, únicamente la regañó y trató muy mal, pero los familiares consideraron que sabía su trabajo.
La familia llevaba un ultrasonido particular, ya que el Hospital General no se los proporcionó, por lo que al presentarlo el doctor chilango gritó: “¡Sáquelo, rómpalo, rómpalo, rápido!”.
Cabe señalar que tanto la mala atención como falta de compromiso con su trabajo y la sociedad, no es exclusivo de los médicos, ya que a pesar de la enseñanza que reciben los “profesionales de la salud”, algunos enfermeros mantienen una actitud de menosprecio hacia los pacientes.
Lo anterior se observa ya que un enfermero salió a ver lo que pasaba y expresó: “Ya se murió, un palomazo”, aunque lo peor fue que éste se encontraba en estado de ebriedad, según los denunciantes. Después de su sarcasmo, el enfermero fue resguardado en el interior del Hospital General, y el personal dijo que sería sancionado sólo cuando la familia se mostró enardecida.
Finalmente, los familiares dijeron que los médicos nunca supieron el padecimiento de la mujer, por lo que únicamente le recetaban medicamentos para el dolor y la enviaban a su casa. Además, anunciaron que emprenderían acciones legales en contra de los doctores y el enfermero ebrio.
Cabe hacer mención que el doctor Blas es señalado por el mismo personal del hospital como una persona prepotente y sin miramientos hacia los demás, quien se considera superior e intocable. De la misma forma, ninguna autoridad del Hospital General salió para atender el suceso.
Fuente: Por Esto