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Soberbia, el gran problema de la exverde Estefanía Mercado

Ajuste de Cuentos
Ángel Solís

Rodeada de un grupo de amigos convenencieros y aplaudidores que la mantienen engañada con encuestas pagadas que la posicionan hasta con 18 puntos por encima de la actual alcaldesa Lili Campos Miranda, Estefanía Mercado Asencio –candidata del Verde, Morena y PT– en la pasada visita que realizó Claudia Sheinbaum a Playa del Carmen probó el rechazo del morenismo contra su figura y exhibió su pobre capital político, al ser colocada en el mismo lugar donde fue aventada la exalcaldesa Laura Beristain.

Y es que a unos días de arrancar su campaña por la presidencia municipal de Solidaridad (Playa del Carmen) la Verde legisladora con licencia disfrazada de Morena no solo siente que ya tiene amarrada la silla municipal, sino que humillará a una mujer con una experiencia de más de 20 años en la administración pública que llegó a meter orden y en cintura un municipio que se estaba cayendo en pedazos, parasitado por los delincuentes y por la corrupción municipal.

El problema de esta joven candidata es la gente que la rodea, porque la mantiene dentro de una burbuja para que nadie más se acerque y no tengan que dividir un jugoso pastel como lo es el Ayuntamiento de Solidaridad, donde diariamente ingresan 11 millones de pesos.

Un grupo de amigos, en su mayoría jóvenes, mantiene a Estefanía dentro de un cerco para que no vea su realidad política, pese a que los portazos en la cara son más que evidentes, pero confiados en que la marca Morena hace ganar a cualquiera le hacen creer que cuenta con una aceptación ciudadana cercana al 50 por ciento en ese municipio de la Riviera Maya.

Encabezados por José Abraham “Chore” Martín Álvarez, quien fuera hasta hace unos días Recaudador de Rentas en el municipio de Solidaridad y cuyo padre Miguel Ramón Martín Azueta es el tutor político de la candidata verde de origen y morenista por conveniencia, un reducido grupo de jóvenes acompaña a Estefanía seguros de que la marca los llevará a disfrutar de los placeres que otorga el presupuesto municipal con sus más de cuatro mil millones de pesos anuales.

Otro siniestro personaje que evita que ni el aire toque el rostro a su candidata es Arturo Castro Duarte, a quien en dos veces consecutivas el morenismo le mostró su rechazo bajándolo de la Secretaría General del Congreso a la salida de Edgar Gasca Arceo de la Jugocopo en la XVI Legislatura, y en esta Legislatura fue desplazado nuevamente para que llegara la tulumnense Euterpe Gutiérrez Valasis a la codiciada posición.

Otro que se suma a su equipo es el líder del sindicato de taxistas Lázaro Cárdenas del Río, Luis Herrera Quiam, quien busca la reelección pero se ha quedado solo ya que ni siquiera los integrantes de su comité directivo lo acompañarán en su aventura.

Y de Omar Sánchez Cutis ni hablemos –fue síndico municipal en la pesadilla de gobierno de Laura Beristain Navarrete de 2018 a 2021–, ya que era el responsable de la cuenta pública y representante legal del Ayuntamiento y permitió que la menor de los Beristain destrozara el municipio y lo hundiera en la inseguridad mientras el se la pasaba de novio en Chetumal, de guardia en el Congreso del Estado.

Estefanía se niega a aceptar su realidad, ya que no cuenta con trayectoria en la administración pública y mucho menos experiencia para controlar y dirigir un municipio tan rico pero a la vez tan delicado, donde cualquier hecho violento puede ocasionar que termine igual o peor que Acapulco, en el masacrado Guerrero.

Predomina un marcado rechazo a la imposición de esta joven Verde que va a la candidatura disfrazada de Morena, pero si no cambia la estrategia y se sacude a sus aplaudidores no solo perderá el día de la elección, sino que será aplastada en las urnas con su nuevo chaleco guinda.

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