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Tambalea candidatura de José Luis Chacón en Cozumel; Juanita Alonso se frota las manos

Cancún, 18 de marzo
(Laopinionqr)

Otra vez la paridad de género se inmiscuyó en la elección de Cozumel para MORENA. Ese tema alejó de la reelección en su momento a Juanita Alonso. Ahora, ha puesto en riesgo a José Luis Chacón, y paradójicamente, volvió a poner el nombre de Juanita en la discusión. La duda también podría extenderse a José María Morelos, si el partido prefiere no tocar el siempre complicado Cozumel. 

Sucede que cuando MORENA decidió sacar al MAS de la coalición de la 4T para poder poner una candidatura mujer en Cozumel, resolvió la paridad de género en la alianza, pero parece que se pasó por alto la paridad de género de MORENA.

La ley es clara con respecto a que la paridad de género se debe cumplir tanto en la coalición como en cada partido individualmente. Y los lineamientos de Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo) lo establecen de manera explícita en los artículos sexto y séptimo, como se puede ver en la primera fotografía de abajo.

Para explicarlo con peras y manzanas. En la coalición de la 4T el bloque de alta competitividad (donde la alianza es más fuerte electoralmente) lo conforman Felipe Carrillo Puerto (Mary Hernández), Tulum (Diego Castañón), Cozumel (José Luis Chacón) y Puerto Morelos (Blanca Merari). Allí hay dos candidatos hombres y dos mujeres. La alianza cumple con la denominada paridad transversal. 

Pero cuando se ve el bloque de competitividad alta de MORENA individualmente como partido, hay que sacar del bloque a Puerto Morelos (con candidata del Verde) y poner a José María Morelos. (Ver la segunda fotografía de abajo)

Entonces, en el bloque alta de competitividad de MORENA hay tres candidatos hombres y una mujer. 

La salida es que alguno de esos candidatos hombres sea sustituido. La candidatura de Diego Castañón en Tulum no está en discusión. Erick Borges no es un candidato muy sólido en José María Morelos, pero tampoco hay una aspirante mujer que lo pueda reemplazar.

Sólo queda Cozumel.

VOTOS AMIGOS

El tema no es una especulación de esta columna. Está siendo analizado en este momento por la comisión de Igualdad de Género del Ieqroo, que dará un veredicto final esta semana. Pero ahí empiezan a jugar los factores políticos.

El Instituto estaría obligado a pedir a MORENA que cambie alguno de sus candidatos hombres por una mujer. Lo mismo debe hacer en diputados. Como lo publicó La Opinión esta semana, el PT no cumple individualmente con la paridad, y puso dos hombres en distritos de Cancún (el líder taxista Ruben Carrillo en el 3 y Hugo Alday en el 5) que son del bloque de alta competitividad. Ahí también debería ir una mujer y el apuntado es Alday, porque el PT tiene un acuerdo muy sólido con los taxistas.

Hasta el momento, la postura de la cúpula de la 4T es no hacer nada. Se buscará que el Ieqroo no le solicite a la coalición cambiar nada. O sea, que acepte la distribución actual de candidaturas como si cumplieran la paridad transversal. Y la idea en ese sentido es no mover ninguno de los dos temas, porque si uno se mueve, obligatoriamente va a salir el otro.

Dentro del Ieqroo es todo un problema. Hay un remanente del Ieqroo histórico, por llamarlo de alguna manera, que espera las llamadas telefónicas correctas con las propuestas correctas, para buscar una opción que deje contento al Gobierno. Y hay otro sector que está dispuesto a ayudar (nadie quiere enfrentarse con el poder) pero que tiene como límite la legalidad.

Habrá que ver cuál de las dos opciones prospera. Pero lo que es seguro es que si el Ieqroo lo deja pasar, serán los partidos de oposición los que impugnen y el tema terminará en los tribunales federales.

En la semana que concluye se barajaron en el centro del poder algunas opciones insólitas. Alguien habló de proponer que Hugo Alday o Rubén Carrillo cubran una cuota gay, o tratar de mantener a Chacón aduciendo que es discapacitado, porque tiene miopía.

Pero ninguna de las dos opciones soluciona lo del género. Alday o Carrillo deberían autopercibirse como mujeres para pasar como tales, lo que implicaría cambios hasta en su forma de vestir. Y la miopía no te cambia el género. Pero además, esas soluciones traen otro problema, porque se empieza a navegar en aguas tormentosas. El pragmatismo tiene que tener algún límite para que los proyectos políticos no pierdan sentido. La ley es un buen límite para respetar.

Y no son los únicos casos. Se reparten “discapacidades” y acciones afirmativas en candidaturas por condiciones tan simples como ser la mejor amiga de una presidenta municipal, como sucede en Othon P. Blanco.

Otra vez. Quizá sea un buen momento para analizar si el pragmatismo no puede llegar a contaminar todas las buenas intenciones y deformar hasta lo irreconocible el proyecto.

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