CAFÉ DE ALTURA
Javier Chávez Ataxca
Como a muchos periodistas, me preocupa la hipersensibilidad de algunos políticos –mujeres en primera fila– porque esa intolerancia es hecha garrote con efectos devastadores para nuestra libertad de expresión, tolerada a regañadientes por el PRI y por el PAN cuando permanecieron en la Presidencia.
Hay que definir y clarificar a la voz de ya los alcances del delito de Violencia Política en Razón de Género (femenino, según veo), porque todo tipo de crítica que incomode a nuestras mujeres empoderadas puede ser motivo de queja y sanción fulminantes.
Va un reciente botón de muestra: Jesús Gabriel Castañeda Arellano (director del portal Acapulco Trends) fue acusado de violencia política en razón de género por la alcaldesa morenista de Acapulco, Abelina López Gutiérrez.
Hay que revisar el delito cometido por el creador de contenido que publicó varios reportajes exhibiendo anomalías financieras de la dama.
Por esa agresión el Tribunal Electoral de Guerrero obligó al periodista a pagar una multa de 22 mil pesos y a ofrecerle a la alcaldesa una disculpa pública por 15 días consecutivos en sus redes, publicando además un extracto de la sentencia durante un mes.
Un Tribunal Electoral no está organizado para atender ese tipo de quejas que caen en la cancha del Ministerio Público. Pero además este moderno Tribunal del Santo Oficio humilla al periodista acapulqueño, al obligarlo a arrodillarse para pedirle perdón a la alcaldesa de Morena por 15 días. Ni en los tiempos del PRI padecimos este tipo de excesos.
Esta tendencia puede ser una epidemia que inhiba la libertad de expresión, pero no debe ser confundida con libertinaje para atacar con temas personales o familiares, extorsionando a los políticos a cambio de no detonarles campañas, como ha ocurrido incluso en Chetumal.
