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“El cáncer no es color de rosa”

“Palabras Mas, Palabras Menos”

Leny Prado

Y todo puede cambiar un día cualquiera, tras la exploración mamaria, cuando sin esperarlo, nuestros dedos descubren “algo”. Por la espalda te recorre un cosquilleo ardiente cargado de incertidumbre, interrogantes, pero sobre todo miedo, ese miedo a lo que no se sabe, pero que podría ser y nos aterra.

Comienza el recorrido y la carrera por la vida tras la confirmación de un diagnóstico positivo a cáncer de mama, proceso que no es inmediato y mucho menos tranquilizante.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, una de cada 12 mujeres enfermará de cáncer de mama a lo largo de su vida, cifras que asustan pero que también nos deben hacer conscientes de que si bien no podemos prevenir, es posible detectar y atender a tiempo con un monitoreo personal desde casa y periódicamente con estudios específicos.

El cáncer es una enfermedad que desgasta a quienes la padecen, pero también al núcleo familiar y social que viven la agonía de un padecimiento doloroso en todos sentidos.

Las sobrevivientes a este proceso transitan por afectaciones físicas como la mastectomía, psicológicas como el estrés emocional o miedo a que vuelva la enfermedad y sociales donde se presentan cambios familiares, separaciones, divorcios, merma de la economía y hasta pérdida del empleo.

Enfrentar esta enfermedad nos hace ver la realidad de que ningún recurso económico es suficiente y que al igual que las fuerzas y la fe, muchas veces se agota, de ahí la importancia en la estrategia de las instituciones públicas y el abasto continuo de medicamentos que son tan importantes como la atención integral y oportuna y que hoy aún, nos quedan a deber.

Los senos son un representativo de la feminidad; perderlos, aún por preservar la vida, es uno de los mayores impactos que puede sufrir una mujer y ninguna estamos exentas de ello.

Cada esfuerzo de los Gobiernos e instituciones privadas abona, visibiliza un dolor que no debe vivirse a la sombra y mucho menos en la limitación de recursos para un mejor transitar.

Recientemente se retomó en Quintana Roo la entrega de prótesis externas de mama y brasseries ortopédicos y la relevancia no es menor, porque al usar una prótesis del mismo peso y tamaño que nuestro seno se evita ejercer presión en los músculos de la espalda y, por consiguiente, previene el dolor (uno menos) que esto podría producir.

No menos importante es la campaña que de forma independiente y altruista lleva a cabo la empresaria Abril Robertos, quién tatúa areolas a mujeres de escasos recursos que han perdido uno o ambos senos. A quienes ha beneficiado, se les ha vuelto a mirar una amplia sonrisa que llena de luz sus rostros y esperanza sus corazones.

Por esto y mucho mas, en este mes de Octubre dedicado a crear conciencia y sensibilización sobre el cáncer de mama, vale  la pena reflexionar, solidarizarnos y procurarnos una oportuna detección, pero que también sea un recordatorio a los gobiernos de que un tratamiento intermitente por falta de insumos puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.

Es un trabajo de todos y todas, porque no, el cáncer no es color de rosa.

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