Comandante, permítame despedirlo como usted se lo merece.
Es de los pocos servidores públicos, policiacos sobre todo, a los que el sentimiento me exige despedirle con los honores que usted se merece.
Fue usted un policía de excelencia (de lo demás, del lado humano, ejemplar a la máxima potencia, ni le digo).
Pendiente el dibujito.
No me tardo.
Por mientras, ¡Buen viaje al infinito!