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¿Mujer contra Mujer?

Palabras Más, Palabras Menos

Leny Prado

Cercano ya el proceso electoral federal con el consabido e inevitable impacto nacional, se mueven todos y asoman cautelosos a la foto, con un pie en la de aquel y la de aquella, para no fallarle a ninguno y sí apostarle a todas las posibilidades sin quemarse… tanto.

El escenario político cada vez mas calientito nos pone en mira, de entre varios, a dos mujeres y abre grandes posibilidades de observar por primera vez en la silla grande a una dama. Destacan entre ellas Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, Panista y Morenista, respectivamente, y pese a que aún no hay nada concreto algo pinta y pinta fuerte.

La renuncia de Santiago Creel para contender por la candidatura interna del PAN, y declinar en favor de Gálvez, solo va allanando mas el camino de la albiazul.

Varias han sido las candidatas a la Presidencia de la República a lo largo de la historia de nuestro país. Rosario Ibarra de Piedra, Cecilia Soto, Marcela Lombardo, Patricia Mercado, Josefina Vázquez Mota y Margarita Zavala, ninguna de ellas afines al Partido Revolucionario Institucional, que por más de 70 años gobernó invencible y hoy observa desde terapia intensiva.

Hoy se ve mucho más cercano, real que México pueda ser gobernado por una mujer.

Sin descartar aún al buen Marcelo, quien sube el tono para recordarle a los suyos, los de su partido, que el suelo se debe caminar parejo, sin favoritismo ni acarreo.

Hoy el escenario político se presume con aroma de mujer.

Nada dulce, nada frágil, mujer contra mujer a la vista, buen escenario de guerra y esperanza para muchos.

Sin cuota de género porque la capacidad tanto aquí como allá, con lugares ganados con precisión y puntualidad, donde cada vez más mujeres acceden a posiciones históricamente negadas y son observadas con lupa.

Queda claro que no solo es cuestión de levantar la mano y querer, porque se necesitó toda una historia de hombres en el poder para poder siquiera contemplar este escenario donde se requerirá de piel muy dura para aguantar, porque desde fuera es fácil mirar y cuestionar.

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