CAFÉ DE ALTURA
Javier Chávez Ataxca
El cuatro de abril de 2005 desalojó la gubernatura el último chetumaleño: Joaquín Ernesto Hendricks Díaz, impulsado como Plan B por su antecesor chetumaleño Mario Ernesto Villanueva Madrid para evitar la candidatura de la cozumeleña Addy Joaquín Coldwell, con los colores de aquel PRI ganador estilo Morena.
Desde hace 20 años nuestra capital ha visto llegar e irse a tres monarcas del norte: Félix Arturo González Canto (Cozumel), Roberto Borge Angulo (Cozumel) y Carlos Joaquín González, nacido en Mérida y con hondas raíces familiares en Cozumel, la tierra de su padre leyenda Nassim Joaquín Ibarra.
Hay una visible razón para la anemia aguda del chetumaleño: ya no pueden ejercitarse en posiciones políticas de máxima exigencia y lucimiento, ahora asignadas con frecuencia a los de Cancún. Incluso no hay chetumaleños en la senaduría y la diputación federal, con cabecera en nuestra capital.
Chetumal es capital en el papel porque Cancún es la verdadera, por su enorme musculatura económica y peso poblacional. Con Mara Lezama se apoderó de la gubernatura por vez primera, luego de tres intentos: Gastón Alegre López, Juan Ignacio García Zalvidea y Gregorio Sánchez Martínez. Por ese camino va Playa del Carmen, porque ahí encontramos a los políticos más experimentados con su larga lista de exalcaldes.
Pero las oportunidades no pueden recibirlas los capitalinos en la boca como si fueran bebés de cuna; tienen que conquistarlas con fulminante destreza y arrastre popular, como hizo en su momento Mario Villanueva para ir escalando hasta llegar a Palacio de Gobierno en 1993.
Permanecen activos chetumaleños que habrían cambiado el domicilio en su credencial de elector: la panista Mayuli Martínez Simón y el dirigente naranja José Luis Pech Várguez.
Mención aparte merece la presidenta municipal de Playa del Carmen, Estefanía Mercado Asencio, nacida en Chetumal y que en todo momento y circunstancia resalta su lugar de origen con orgullo. Pero ella se formó políticamente fuera de la capital.
La imagen de Joaquín Hendricks y Félix González Canto es del fotógrafo chetumaleño Manuel Aguilar Bastarrachea, ya fallecido.