Alerta Roja

Los partidos convierten el juego electoral en temporada de farsantes

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Javier Chávez Ataxca

Encaminadas a garantizar el acceso de las minorías a cargos de elección popular –homosexuales, indígenas y discapacitados–, las “acciones afirmativas” son burladas con cinismo por los partidos y Morena va al frente en la acumulación de candidaturas cachirules en Quintana Roo.

Con estas candidaturas fraudulentas los partidos arrebatan a sectores minoritarios el salvoconducto compensatorio que saben aprovechar quienes se hacen pasar por ciegos o con visión parcial, como pretende hacer la chetumaleña Sonia Betancourt Castro que está inscrita en la planilla de la alcaldesa capitalina morenista Yensunni Martínez Hernández, quien va por la reelección.

Incluso Sonia Betancourt fue reina del Carnaval de Chetumal en la pasada edición y no presentaba el mínimo problema de visión que surgió cuando fue incluida a la mala en la planilla de Yensunni como candidata a regidora. Antes Sonia Betancourt quiso ser candidata por la cuota LGBTQ+

Hacer pasar como repentinos homosexuales a candidatos a regidores y a diputados locales es un insulto para quienes realmente lo son, porque siguen reclamando espacios de participación política para impulsar su agenda y son desplazados del juego electoral.

Partidos y candidatos comparten culpas, porque con toda intención ubican a sus candidatos en estos espacios reservados para grupos minoritarios que no son tomados en serio por nuestros políticos, viendo el reparto gandalla en Morena.

Ha sido muy incómodo para la cancunense Anahí González Hernández encabezar la fórmula de Morena al Senado con la etiqueta de “indígena”, ya que no sale de una de estas comunidades para competir y no se necesita un trabajo de campo para comprobarlo.

Pero es decisión exclusiva de los mayas quintanarroenses aceptar o rechazar a la candidata de Morena al Senado, porque “el que calla otorga”, y aplica para los miles de mayas pasivos que aceptan a la joven Anahí, quien indebidamente ha sido diputada federal en distrito ajeno, con cabecera en nuestra capital chetumaleña.

Sería el colmo que Roberto Palazuelos fuera disfrazado de tarahumara o chamula por el Movimiento Naranja, pero en política son capaces de eso y más.

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