Ajuste de Cuentos
Ángel Solís
Prometieron ser diferentes y cumplieron, porque resultaron peores. Morena no se cansa de burlarse de los habitantes de la capital del estado, primero imponiendo como diputada federal a la joven cancunense Anahí González Hernández, quien hoy va disfrazada de indígena rumbo al Senado y, no conforme con esto, en la planilla para la presidencia municipal de Othón P. Blanco, proponen para regidores a una “discapacitada visual” y otro “indígena” que son tan falsos como Anahí.
Ni en los peores momentos del PRI durante el gobierno de Roberto Angulo, el partido tricolor se atrevió a tanto, pero Morena confía que el reparto discrecional de dinero hecho por Andrés Manuel López Obrador, a través de programas sociales, les alcanza para seguir pisoteando a los chetumaleños con representantes populares cuyo único mérito es ser amigos, compadres o comadres de quienes hasta hoy ostentan el poder.
Y es que en la planilla de regidores que presentó el pasado jueves 7 de marzo la coalición Morena-Verde-PT para la presidencia municipal capitalina, sobresalen dos nombres de quienes fueron propuestos como acciones afirmativas que supuestamente representarán a grupos vulnerables de este municipio, pero estas dos candidaturas tan solo son una tomada de pelo para las autoridades electorales y un insulto para los personas que estarían representando.
Es el caso de la empresaria chetumaleña Sonia Betancourt Castro, quien apenas fue reina del Carnaval Chetumal y cuyo único mérito –por palabras de ella misma– es ser “amiguísima” de la presidenta municipal Yensunni Martínez Hernández; esta postulación no solo es ilegal, sino hasta inmoral porque por medio de un certificado emitido por un médico general de la Secretaría de Salud (SESA) fue integrada a la lista de candidatos a regidor como cuota de “discapacidad”.
La mujer que ocupa la posición cuatro en la planilla con la cual Yensunni Martínez Hernández pretende gobernar otros tres años el municipio capitalino, usa como pretexto para su discapacidad el 0.5 de miopía que presenta en el ojo derecho, que al ser muy leve le permite hacer una vida prácticamente normal, sin que tenga que usar lentes de manera permanente.
Esta empresaria no solo le miente a la autoridad electoral, sino quiere verle la cara a chetumaleños con un diagnóstico médico emitido por uno de sus amigos y conseguido de manera ilegal ¿Con qué cara podría representar a los habitantes de esta ciudad?, si tiene que mentir para llegar.
Por si fuera poco, dentro de esa misma planilla de prospectos a regidores en la posición número tres figura Mario Ulises Lara Velázquez, a quien los propios morenistas fundadores de esta ciudad lo señalan de arribista, pero es propuesto como cuota indígena.
La familia de este hombre es muy conocida en Chetumal, ya que han recorrido todos los partidos políticos que han ostentado el poder en el estado, para colgarse de las nóminas tanto estatal como municipal, por lo que no cuenta con militancia ni trabajo político dentro del partido guinda.
Proponerlo como cuota indígena es otra burla más de Morena, ya que esta acción afirmativa en materia electoral tiene el propósito de garantizar la representación de los pueblos indígenas, y en el caso de Ulises Lara sería interesante saber ¿quién le otorgó la constancia de adscripción como indígena? Quizás el mismo que otorgó la suya a la indígena Anahí González.
En Quintana Roo los principios del creador de Morena, Andrés Manuel López Obrador: “No mentir, no robar, no traicionar al pueblo”, son pisoteados por las ambiciones de un grupo de morenistas que han encontrado en ese partido la manera de salir de jodidos y volverse millonarios de la noche a la mañana.
La autoridad electoral local no debe ser cómplice de estos trepadores de la política, mientras el municipio capitalino y sobre todo Chetumal se encuentra sumido en un abismo, y por lo visto con estas “figuras” así continuará otros tres años cuando menos.
