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Novedades Chetumal
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Hoy cumple años el ex gobernador Mario Ernesto Villanueva Madrid. Llega a los 67 años en las condiciones más adversas que puede soportar un ser humano, privado de la libertad y con dos reacciones contundentes: devoción y solidaridad genuina de miles de quintanarroenses, pero también olvido y desdén de esa clase política que le rindió honores en exceso, elevándolo a los altares cuando estuvo en la cumbre del poder.
Privado de la libertad en Estados Unidos desde principios de mayo de 2010 –condena que inició en la cárcel de alta seguridad de Almoloya–, Mario Villanueva fue satanizado y linchado en la recta final de su inconclusa administración. Y nueve días antes de entregar la silla a Joaquín Hendricks Díaz prefirió esfumarse, sorprendiendo al puñado de efectivos federales encargado de vigilarlo estrechamente, para capturarlo llegada la hora fatal.
La resistencia de Villanueva ha sido titánica, aunque su cuerpo apenas soporta el rigor del castigo con olor a escarmiento, ya que una decisión del presidente Ernesto Zedillo decidió el destino del penúltimo gobernador chetumaleño que desataba sentimientos de amor y odio, nunca de indiferencia.
Mario Villanueva ha probado la hiel de la ingratitud, ignorado por una clase política chetumaleña acomodaticia y desplazada por cientos de quintanarroenses que en Facebook le manifiestan su espontáneo cariño, tan valorado por este hombre que ha pasado a la historia, con sus defectos que han tenido efectos devastadores, como su repentina decisión de apoyar a Joaquín Hendricks para derrotar a su comadre Addy Joaquín Coldwell, amplia favorita en aquella contienda interna de mediados de septiembre de 1998.
Villanueva no tuvo más remedio porque sus piezas predilectas fueron retiradas del tablero de ajedrez, comenzando por Jorge Polanco Zapata. Por ello impulsó a Hendricks, para que tan tremendo obsequio fuera suficiente para eliminar agravios muy subidos de tono, ya que Mario sacó a cintarazos a Hendricks de la sede del PRI que se negaba a desalojar.
¿Qué olvidó Hendricks en un cajón de su escritorio por su precipitada huida? Mañana se los cuento.
Mario Villanueva apostó por Hendricks, dejando en el desamparo a su comadre Sara Esther Muza Simón, quien pudo ser una destacada gobernadora.