Cancún, Q Roo, 14 de junio
Javier Chávez Ataxca
Con 68 años cumplidos, la cancunense María Silvia Alcocer Ortiz ha sido invadida por el Alzheimer y su hijo único Rubén Francisco libra una batalla legal para que le reconozcan sus 30 años de servicio como enfermera en la Cruz Roja de Cancún y pueda recibir la pensión que le corresponde.
Y ante la cerrazón e insensibilidad institucional, con un grito de ayuda piden la intervención de la gobernadora Mara Lezama y del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Conocida como “la enfermera Chivis”, fue fundadora de la Cruz Roja en ese polo turístico y cuenta con reconocimientos a su labor extraordinaria, pero entre ellos sobresale un episodio publicado por Novedades el 25 de agosto de 1988, porque la noche anterior una yucateca de 18 años inició su labor de parto y parió en un taxi a las puertas de la Cruz Roja, acompañada por su pareja y dos mujeres.
La enfermera Silvia y el médico Alfredo Orona atendieron veloz y eficazmente a Vicenta Isabel Franco Martín. El desenlace fue afortunado y emocionó la familia y a Cancún, poco antes del impacto del huracán Gilberto.
Pero el Alzheimer llegó a María Silvia y con él la ingratitud de los directivos de una institución cuyo altruismo tiene que iniciar en casa sin hipocresía, para no ser “candil de la calle”.
El director Amilcar Alaviz Aguilar le entregó tan sólo 25 mil pesos por una vida de trabajo de la que hay testimonio comprobable, pero que le fueron recortados a golpe de mentiras porque el alto directivo presentó testigos a modo, quienes juraron que la ejemplar enfermera laboró tan sólo 15 años.
Ella era la única que hablaba maya y por ello la desplazaban al municipio de Felipe Carrillo Puerto cuando era azotado por huracanes y tormentas tropicales. Hay anécdotas, recuerdos vivos, fotografías, papeles, firmas.
Basta con localizar a los trabajadores de aquellos años y entre ellos sobresale un director de la Cruz Roja de Cancún en esa época: Francisco López Mena, rector de la Universidad de Quintana Roo.
Rubén Francisco Alcocer Alcocer precisa que su madre ingresó en 1985 a la Cruz Roja de Cancún y desde entonces entregó su vida y corazón a la institución, entre cuyos directivos del Patronato sobresale el empresario Carlos Constandse con su esposa.
La familia interpuso una demanda ante la Procuraduría del Trabajo con recibos de nómina y documentos diversos, pero sin voluntad política las cosas no marchan y por ello hoy piden la ayuda de la gobernadora Mara Lezama y el Presidente Andrés Manuel.
