Pena Capital
Novedades Chetumal
Javier Chávez Ataxca
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La intempestiva renuncia de Andrés Ruiz Morcillo a la dirección general del Conalep –para seguir dedicado de tiempo completo a la “grilla” y ya sin distractores– le abrió a Cecilia Loría Marín la posibilidad de retornar a una posición modestísima, pero mucho más jugosa que el ninguneado Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) que tuvo la virtud de esfumar a quien fue en su momento poderosa y altanera titular de Educación, al cobijo de Joaquín Hendricks Díaz en la gubernatura.
Pero antes de abandonar el changarro, el ex alcalde capitalino armó revuelo al sacudir un nido de ratas que ha hecho de las suyas por tres años: aviadores con nombre y apellido que sangran el presupuesto de esta noble institución educativa, con la complicidad del líder sindical del Conalep, Miguel Angel de la Cruz Gorocica, quien debe rendir cuentas pero prefirió ocultarse en la paradisíaca isla de Tamalcab.
Los docentes e indecentes aviadores son: Hugo Leonel Barrera Gómez, José María Canul Puch, Angel Armín Cárdenas Requena, María Guadalupe Hoil Basto, Manuel Iván Méndez Magaña, Zenaida Moreno Chan, Fernando de la Rosa Chulín, Pedro Antonio Rodríguez Manrique y Aidé Sansores López. Y también hay administrativos aviadores…
Muchos millones de pesos escurren por el canal de aguas negras, beneficiando en gran medida–según fuentes fidedignas– a este corrupto líder sindical que tarde o temprano debe salir de su madriguera.
Este es el grado de putrefacción ventilado por Andrés Ruiz Morcillo, quien no abordó el tema de los ocultos intereses de su sucesora Cecilia Loría, quien tiene el jugoso negocio de siete tiendas del Conalep en gran parte del estado, filón solapado por el ex alcalde chetumaleño con aspiraciones de candidato.
Las tiendas del Conalep son una minita de oro para Cecilia Loría, quien viola todo tipo de lineamientos al sacar provecho de una posición burocrática de privilegio, acción que debe ser duramente sancionada por la autoridad correspondiente.
Lo hecho por Cecilia Loría es un acto inmoral que la retrata de cuerpo entero, ya que la política derrotada en las urnas –como candidata del PRI a la diputación local en 2005– no desperdicia el tiempo en su vulgar tarea de hacer negocio donde detecte nichos de oportunidades.
Morcillo dejó intacto el negocio de las concesiones de Cecilia Loría en el Conalep, el cual preservará y reactivará la señora ya reinstalada en esa posición, confiando atinadamente en el manto de la impunidad.
Hasta las ratas dicen “sálvese quien pueda” al escapar del Conalep, ya que la competencia es durísima.