.
.
.
Novedades Chetumal
.
No veo un avance revolucionario o de justicia a la mujer, al pretender apartar la mitad de las candidaturas a presidencias municipales y diputaciones locales a las damas, evitando así que los hombres se apoderen del mayor porcentaje de posiciones en juego en el cercano proceso local de 2016, como han hecho en otras batallas.
Suena muy bonito y es música para los oídos progresistas, pero la política debe permitir el acceso a los más aptos para tomar las riendas de municipios y llegar al Congreso. Y aunque esto no ha sido posible por los vicios y prioridades de los partidos, el mita y mita tampoco es la varita mágica.
Más importante sería oxigenar la lista de mujeres que acceden a todas las posiciones políticas, ya que en partidos como el PAN son tres damas que van a todas, desplazando a los indefensos caballeros.
La política es también “el juego del hombre” –como definió el fabuloso cronista Angel Fernández al fútbol–, y la mujer que acepta las reglas puede cosechar su candidatura. Y a la hora buena, nada evita que la mujer acuchille a la mujer, como ocurrió en aquella Legislatura encabezada por Luis González Flores, cuando María Hadad Castillo fue la única que votó contra la penalización del aborto, iniciativa presentada por la priista Laura Lynn Fernández Piña, actual Secretaria de Turismo.
Las capacidades de mujeres y hombres son similares, y sería formidable que el 90 por ciento de las mujeres se echara al bolso de mano tales candidaturas. Porque vaya que hay mujeres muy capaces, como Lizbeth Gamboa Song (Chetumal) y Sara Latife Ruiz Chávez (Cozumel), pero el aliento artificial no debe inclinar la balanza a su favor.
A todo esto, en el hipódromo por la gubernatura los hombres del PRI predominan, con la participación sin esperanza de la ex alcaldesa chetumaleña Cora Amalia Castilla Madrid, quien hizo un papel sobresaliente en la silla municipal, aunque luego vino el diluvio con las gestiones fallidas de Andrés Ruiz Morcillo y Carlos Mario Villanueva.
Los partidos deben accionar sus centros de capacitación para ir fortaleciendo sus cuadros femeninos y masculinos que irán relevando a los que se resisten a la jubilación, ocupando las posiciones más atractivas en cargos públicos y de representación popular.
