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En defensa de Caldo de Mono

Pedro Flota Alcocer

Leí hace unas horas un texto escrito desde la ignorancia y el ataque político. El deseo de golpear a una Presidenta Municipal por una publicación exhibió en su desconocimiento a quienes pretendieron denostarla, y que conste que no es de mi partido, pero al intentar esta asonada se metieron con personajes, tradiciones y le faltaron otra vez al respeto a Chetumal…por no saber lo que dicen.

Estefanía Mercado Asencio publicó que festejaría el aniversario del Estado con una comida de Caldo de Mono, y entonces sus detractores, zafios, mal intencionados y tontos, arremetieron contra ella con estupideces tales como que tratándose de monos “habría canibalismo”, que “esos caldos no existían”, que eso era un atentado “ a la naturaleza” y con emojis y memes tarados.

Los chetumaleños sabemos de la existencia de Caldo de Mono desde hace más de 50 años. Siendo un adolescente conocí al viejo Caldo en su local de la calle Segundo Circuito antes de que le cambiaran el nombre para ser hoy la calle CNC, a un costado del Mercado Lázaro Cárdenas, mejor conocido como Mercado Nuevo. Nunca supe de donde vino el apodo. Desde las primeras horas de la madrugada, alrededor de las 3 de la mañana, abría su local con guisos variados entre los que destacaban, claro, la cochinita, el lechón y el borrego en barbacoa y lo atendía él, jocoso, a veces crudote, siempre trabajador y así siguió hasta el día de su muerte.

Luego, su familia, esposa e hijos, trabajaron décadas desde la terraza de su casa siempre en ese esfuerzo ímprobo de trabajar de noche y madrugada. Así conocí a su viuda y, con el tiempo, me hice amigo de su hijo mayor que heredó el apodo y la tradición. Y siguieron pasando los años y el trabajo continuó, nunca cesó, hasta se amplió. Hoy la señora continúa trabajando en su casa y el Cabezón, como también conocemos al hijo mayor, tiene otro local en la Colonia Pacto Obrero, pero eso no cambia sus historias, siguen siendo gente de trabajo, que no le piden nada a nadie más que respeto a su dignidad.

Por eso escribo estas líneas, porque me parece que no hay mayor injusticia que hablar a lo p3nd3jo de quienes no se meten con nadie y sí se esfuerzan por ganarse la vida honestamente; también creo que en política se vale casi todo pero que hay límites éticos y esos se marcan por el respeto a los demás; pienso que en la lucha que viene veremos peores cosas pero también espero que seamos capaces de discernir lo que vale la pena de los ataques insidiosos e ignorantes, por lo demás, celebro que una Presidenta Municipal de Playa del Carmen guste de las tradiciones, sabores y tiempos chetumaleños porque la que aquí habita no da muestras de ello.

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